Cuando te conocí no deje de pensar en ti, y quería más. Me interesaste desde el principio. No solo por tu cuerpo, que me estremecía; era algo más: tu mirada.
Tus ojos que dan más vida a tu sonrisa, a tus palabras, a tus caricias; a esas caricias que me gustaría sentir, pero no soy capaz de decir nada frente a ti, por que cuando me miras mientras conversamos, yo dejo de existir.
Tu mirada descriptiva que cada vez que me dedicabas una podía caer rendida a tus pies.
Y me gusta por eso hablar tanto contigo, tenerte cerca, sentir que me buscas con tu mirada, cuando no me encuentras cerca, o al menos me gustaría pensar en eso, que poco a poco me convierto en algo más que una amiga para ti. Tanta suerte tuve ese día al conocerte, caerte bien, y sentir algo tan diferente contigo; algo que no me pasaba hacía mucho, mucho tiempo. Pero tengo dentro de mí ese temor que me perturba: ¿Te gustaré? No lo sé, quizás porque hace mucho que no me pasaba algo similar y mi radar esta algo obsoleto.
Describo lentamente tu cuerpo en mi cabeza, cuando llego a casa, cierro los ojos y te puedo ver acariciando mi cuerpo, tierna y suavemente; tocando mis manos, y solo pensar en eso, se me vuelve más sensible la piel. Después con esos labios rosados, lisos y carnosos rozando mi boca, haciendo temblar todo mi cuerpo e implorando que se acerquen y sentir por primera vez un beso tuyo que no acabe nunca. Y solamente pensando en eso me quedo con una sonrisa dibujada en el rostro, mientras me pregunto si eso es el amor, si en un segundo de haber conocido a alguien puedes enamorarte.
Es simplemente desastroso estar así tan colada por alguien, pero algún día me tenía que tocar, porque si a todas mis amigas les ha pasado, por qué yo iba a ser la excepción. No sabes cuánto tengo que ocultar cuando estoy a tu lado: mis sonrisas, mis miradas, mis gestos y mis palabras. Mi mejor amigo me dice que cuando algo tiene que pasar, pasará, que te dé tiempo a conocerme mejor, que seguro te gustaré; él me da ánimos a sobrellevar esta carga, este sentimiento que hace latir a mi corazón más deprisa.
Pero a mí esto se me hace eterno, ya que solo quiero tenerte entre mis brazos, entre mis labios y entre mis piernas, y que me pertenezcas, y yo a ti.
No sé. Dudo que algún día afloren las palabras de mi boca y me decida a decirte algo; debe ser porque nunca me encontré en la situación de pedir una cita a un chico, siempre eran los chicos que me las pedían a mí. Solo me conformo con hablar contigo de vez en cuando, tu figura reflejada en mis pupilas, y la mía en las tuyas. Y en el caso de que no sea así, pensar que pudo haber sido algo bonito y que lo fue, pero en mis sueños, donde fuiste bueno, cariñoso, ardiente y sensible conmigo. Eso no me lo quitará nadie.
Mientas tanto solo diré en silencio mientras te veo: te quiero.
By ©Vrok 2013
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